martes, 29 de noviembre de 2011

Paren las rotativas!

Todo bien con el meme si es que lo quieren mirar por acá abajo, pero hay un tema importantísimo que nos convoca.

¿Vieron ese famosísimo intercambio del que -casi- todas somos parte? Bueno, a mí me tocó esta desquiciada y genial persona como partenaire, y ya que somos dos colgadas, vamos a compensar la falta de apuro y de organización con un encuentro face to face.

Y ya que estamos, las invitamos!

Es el jueves 8 de diciembre, a las 16 hs, y me encantaría darles más datos sobre el lugar y sus alrededores, pero Lila ha logrado que .yo me VOLUNTARICE a tomar el colectivo que me lleva a Capital, y ella nos espera en un barcito divain de Palermo Soho! Me muero de la topetitud.

¿Vienen? Si les copa, me lo comentan por acá abajo, me dejan su mail o alguna forma de contacto, para contarles adónde, y nos vemos!

Alicia, Mechi, Mai, no saben cuánto me gustaría que pudieran estar...Pero las estaremos recordando, ni lo duden.

Las demás, como Fer, o eli, me traen a toda la familia con excusa del finde largo a Bs As, y en cuanto llegan, les confiesan sus oscuras intenciones!

Les juro que me estoy muriendo de la anticipación. Y les confieso que un poco de pánico escénico ya me está agarrando.

De entrada somos 3: Lila, Ale de La Calustra, y yo.

¿Vos querés venir?

Be careful what you wish for

Tanto, tanto jodí, que 2 (DOS) almas caritativas me pasaron el tan ansiado meme... y ahora se me complicó! Gracias a Fer y a Cecilia, pero ohmygod, nunce me imaginé que me iba a costar tanto!

Empecemos por el más fácil, el que tuve que hacer un esfuerzo por acotar la lista... ¿Adivinaron? Of course, el...

GUSTO!

No se estarán esperando un salmón ahumado a las finas hierbas, ¿no? Si era así, se verán tremendamente desilusionadas, porque a mi paladar lo que lo hace feliz es

El pan! Sí, así solito, y en cualquier momento... 
Muchas veces después de terminar de comer la comida 'real'!
Y antes de lo que piensen, pan con pan, comida de NADA! Ok? Ojito eh?

El queso rallado, así de la bolsa como está, no necesito ningún tipo de alimento por debajo...

Una vez más, no necesito más que una cuchara para disfrutarlo. Ojo, sólo La Serenísima, sólo colonial.

Helados de frutas varias... mmmmmmm quiero ya!

Brownies! Con o sin marihuana... Jajaja mentira má! (Siempre con)


Sigamos por uno que no tiene mucha gracia ponerle imágenes porque las computadoras no están tan avanzadas como para transmitirles...

EL OLFATO!

1. El olor a jazmín es lo más, en especial cuando cae de sorpresa, en la mano de alguna alumnita que me lo trajo de su casa...
2. Este aromatizador de VZ, que también me regaló una nena y que hace feliz cada vez que entro a mi casa:

3. No me gusta el asado, es más, traté de buscar fotos pero me morí de impresión, pero el olor a asado... mmm me hace replantearme todo!

4. El perfume con el que plancho la ropa de G, me hace acordar a recién nacidos, que de eso ya no queda nada por acá, y me encanta...
5. El olor a chocolate derretido, el que sentirían si estuvieran en presencia de esto:

Mmmm! You know you want me!

Sigamo con uno más personal, que por ese motivo no tiene fotos... Bah, una sola:

EL TACTO!

1. El agua. Cómo me gusta sentirla, sumergirme, flotar... Y nunca más, nunca más en la vida, voy a volver a meter la cabeza. Qué mundo cruel.

2. J. No quiero ser explícita, pero este hombre, por suerte, me sigue pudiendo. Y no puedo evitar acariciarlo constantemente, cuando lo tengo a mano.

3. La presión del cuerpo de G contra el mío en esas raras ocasiones en las que acepta que durmamos juntos. 

4. Mis piernas recién depiladas, cosa que (Oh Happy Day), puedo disfrutar hoy.

5. El piso frío, en días de calor. Qué bien me viene la excusa de tener un bebé gateador, para pasarme hoooras en el piso sin que me miren raro!

Sigamos con videos, sale y vale? Hablemos de...

EL OÍDO!

1. First and foremost, la risa de este muchacho:



2. Los coros, por ejemplo el de este aviso:


3. La música, toda la música, ok, casi toda la música, pero por ejemplo:


4. Este tema de la película Il Postino, no podés hacer eso en mí, violín.


5. El acento inglés, pero me distraje buscando un video ilustrativo y encontré esta GENIALIDAD de Hugh Laurie (House) vs Ellen Degeneres. Me reí, así , en la vida real, no así: "jajaja".


Y... finalmente, luego de tanta distracción, el último, también muy personal, pero termina muy bien.

LA VISTA!

1. Aunque lo amo despierto, me encanta ver dormir a G. Esta es de hace bastante, pero me mata igual:


2. Esto es algo que no puedo explicar bien, pero el ver hombres (chongos) manejando mientras voy en el asiento del acompañante me causa una emoción inexplicable. 

3. Haber estado en este lugar, me llena de alegría, puedo cerrar los ojos y volver ahí y ser feliz:

Refugio Otto Meiling, Cerro Tronador (sólo se llega caminando!)

4. Un día, cuando hacía como 4 meses que estábamos de novios, pusimos una película, y cuando me di vuelta para mirarlo, J tenía anteojos! Ese día descubrí que los tenía, y lo que me gusta J se incrementa un 78% cada vez que se los pone. No tengo fotos porque no los usa NUNCA, claro está.

5. Ay, este es un auto regalo. No saben lo que me costó cerrar la ventana de imágenes de Google. Pero aquí está, este es, el hombre capaz de... no, no, no puedo ser tan vulgar, pero imagínense algo vulgar.... Ashton Kutcher!

Te amo.

Y para finalizar, voy a mencionar a 2 multitaskers que no podía poner solamente en una categoría...

Mención de honor Nº1, algo que enciende mis sentidos de la vista, el tacto, el olfato, y hasta el oído todo al mismo tiempo:

Abrir un libro nuevo!

Mención de honor Nº2, lo que estimula todos, todos mis sentidos, tacto, vista, olfato, oído, y sobre todo, gusto! Con ustedes.......


 Los Skittles!

Ufff!! Cómo costó! Pero lo logré!

Ahora, la parte que Lila esperaba.... hacelo nena!!!























lunes, 28 de noviembre de 2011

Finalmente pasó

Facebook me acaba de sugerir como amiga a la ex de J. Tenemos 4 personas en común (tantas más, en realidad, pero sólo 4 están dispuestas a jugar para ambos bandos).

Hoy tuve una revelación, una epifanía: finalmente pude entender, admitir, asumir, que esos dos bandos existen solamente en mi cabeza, que ella nunca fue ni será mi rival, que siendo un tipo como J el que tenemos de por medio, no hay nada de qué preocuparse.

Ellos estuvieron 6 años de novios, 2 casados, 3 conviviendo (creo). Ella se fue un diciembre, y al septiembre siguiente, llegué yo. Nunca la conocí, nunca la vi en vivo y en directo, mitad porque la vida no nos cruzó, y mitad porque hice todo lo que estuvo a mi alcance para que eso no pasara.

No sé casi nada sobre ella, porque J se niega sistemáticamente a discutirla. No la odia, no la quiere, no le guarda cariño ni rencor. Él pasó la página, encontró un lugar mental y espiritual donde se siente bien, y listo. No necesita revisitar el pasado constantemente, como tiendo a hacer yo.

De todos modos, a pesar de no conocerla en lo absoluto, mi mente no se privó de armar escenas completas, con guiones bien cuidados, donde nos enfrentábamos, donde ella volvía a buscarlo, donde terminábamos, no te digo agarradas de los pelos, pero sí diciéndonos frases hirientes, con J mirando asustado. Y la revelación, les decía, vino porque cuando me llegó una invitación al cumple de la única persona que realmente quedó en común, dije, "Y bueno, si va, que vaya, no sería tan grave conocerla".

¿Saben qué es lo que me hace tener penita de mí misma? Que estoy casi convencida de que lo que me da fuerza para afrontar la situación no es otra cosa que esta pequeña arandela de oro que luzco en mi anular izquierdo; que ahora que tengo el niño más la firma en la papeleta puedo finalmente decirle 'No te tenemos miedo'.

Lo loco de todo es que cuando mi mente divagó hacia la escena correspondiente, esta vez estábamos las dos sentadas charlando, muertas de risa, intercambiando información sobre J, cosas que sólo nosotras sabemos, y la pasábamos más que bien.

No, no va a pasar eso, no sean ridículas. Llegado el caso, si el caso llega, sé que me va a costar muchísimo, no sé por qué, pero me va a costar. Pero el sólo hecho de saber cuánto cambió mi postura mientras yo estaba ocupada pensando en otras cosas, wow. Qué madura estoy, la puta madre.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Mañanas de domingo XVIII - Reincidentes


Oh, yeah, volví a Mc a por mi Smoothie de frutilla y banana y esta vez tuvieron la decencia de proveérmelo! Al menos no fuimos al mismo Mc... en este pequeño pueblito de antaño hay 3 (TRES) McDonald's y eso era IMPENSABLE cuando era niña!

Anyways, el motivo de esto es que era lo más rápido y sencillo, y necesitábamos justo esto porque mi santo marido tenía que volver rápido a casa a pintar la pared de mi cuarto que está saturada de humedad, problema que se resolvió pero las manchas quedaron. La mala noticia es que él cree que no las pudo cubrir, así que es probable que tengamos que recurrir al plan B: Durlock... Veremos, veremos...

Si no probaron este smoothie, las intimo a que lo hagan a la brevedad... Buenísimo!

Buena semana para todas!

Ahhh... estoy atrasadísima con las respuestas a los comments, pasa que como me llegan al BlackBerry (felicidad total), los leo y me pongo contenta en el momento, pero no me da el tiempo para contestarlos! Trataré de remediar la situación lo antes posible... Pero gracias a todas las que aportan algo!

Gracias


El jueves fue Thanksgiving, y yo, tarde pero seguro, quiero compartir con quienes tengan ganas de leerme, los motivos que tengo para dar gracias todos los días, a cualquier hora, a la vida, por darme tantas cosas que no sé si merezco.

Primero y principal, estoy profunda, fundamentalmente agradecida por G. Ahora que está más grande, que da abrazos, que juega y se ríe y es él el que se esconde atrás de la cortina para sorprenderme a mí, es que empiezo a caer en la cuenta de la maravilla que hicimos con J, cuando no teníamos demasiada idea de en qué nos estábamos metiendo. Agradezco que sea bueno, que duerma bien, que sea valiente frente al dolor (lo digo porque ayer le picó una abeja en el pie y el ‘escándalo’ duró 4 minutos), que tenga una risa tan contagiosa y sea tan generoso para regalarla, que esté cada vez más independiente y dispuesto a pasar ratos solo jugando, que coma de todo y tan bien, y, por supuesto, que siga sano y fuerte.

Siguiendo con la línea lógica, soy conciente de lo afortunada que soy de tenerlo a J conmigo, de haber encontrado un hombre que es tan compañero, tan disponible en todo sentido, tan pero tan bueno. Siempre digo que el sentido que tuvo en mi vida ese primer novio tan nocivo, fue hacerme ver, para después recordar, cuán malas pueden ser las relaciones. Para valorar cada vez que J me dice “Sí, dale, hagámoslo” sin cuestionamientos, cada vez que me banca en cada una de mis locuras, cada vez que me agradece por cocinarle cualquier cosa salida del freezer, cada vez que me dice que estoy linda. Que este tipo haya querido casarse conmigo, tener un hijo conmigo, no me entra en la cabeza. No quiero aburrirlas hablando de J, podría dedicarle un libro, pero no creo que haya mucho público interesado.

Abriendo un poco el círculo, este año para mí terminó de cerrar mi infinito agradecimiento hacia mi mamá, que empezó el día que nació G. Pienso cuánto más difícil sería todo si ella no estuviera para cuidarlo todas las mañanas mientras yo trabajo, pienso cuánto me costaría dejarlo en cualquier otro lado, pienso cuánto sacrifica ella de su tiempo, de su dinero, de su bienestar, para dedicarle la vida a su nieto, como en su momento lo hizo con sus hijas. Pienso cuánta suerte tengo de tener papás tan jóvenes (48 y 51), que pueden disfrutar a G todo lo que quieren, que pueden sacarlo a pasear o cuidarlo en su casa, tanto porque se los pido como porque quieren compartir tiempo con él.

También sé que tengo mucha suerte en cuanto a la familia política que el destino me adjudicó, especialmente en lo que se refiere a mi suegra, que es a la que más veo. Escucho historias de mis amigas que, también, me sirven para recordar que esto que tengo no es lo más común, que no todo el mundo tiene esta fortuna de tener una suegra que quiere muchísimo a su hijo, pero lo quiere tan bien que no ve a su nuera como competencia, sino como compañera, como hija anexada.

Estoy agradecida de tener a mis hermanas y a mis amigas cerca, de que estén dispuestas a jugar con G y a quererlo y a bañarlo y tenerle paciencia infinita, pero también estén dispuestas a verme como amiga, como par, a salir a comer o a bailar o a tomar.

Y obvio, no puedo dejar de agradecerle a la vida el hecho de que a mis 27 años, todavía tengo a 3 de mis abuelos, una abuela cerca y los papás de mi mamá en Punta Alta (cerca de Bahía Blanca), que me van a dar alojamiento en las vacaciones súper gasoleras que planifiqué para este verano. Admiro tanto a mis abuelas, por sus ganas, por su vitalidad, por su determinación de seguir viviendo y aprendiendo y andando camino.

No me puedo olvidar que este fue el año del casamiento, el cual fue hecho casi exclusivamente con amor, con mínimos recursos materiales, pero con recursos humanos incalculables. Esa fiesta, ese día, se las debo a todas estas personas que nombré hasta acá.

¿Qué más hace que yo me considere afortunada? Casi todo, la verdad. Me siento una privilegiada por casi todas las cosas que tengo, aunque muchos tengan mucho más. Tiendo a pensar, en estos casos, en cuánta gente no tiene muchas de estas cosas, y eso hace que me dé cuenta de que lo que tengo es, sin lugar a dudas, suficiente. A veces, más que eso. Y sí, confieso que el hecho de no medir mis tesoros según la plata o las cosas materiales ayuda muchísimo en esto. Si me pongo a pensar en el tamaño de mi casa, o en el modelo de los autos, por supuesto que podría pedir más. Pero ¿ven? No pienso en eso, prefiero enfocarme en el hecho de que tenemos casa semi-propia, y la suerte de tener 2 autos, que, aunque viejitos, nos dan independencia y una comodidad que no tanta gente tiene. Y todo así. No pienso en cuánto más podría estar ganando; agradezco a la vida el hecho de haber encontrado un trabajo que me llena de satisfacciones diarias, e incluso me permite volver a casa a estar con mi hijo desde el mediodía. No me interesa pensar que hay gente que tiene miles de amigos, soy feliz sabiendo que las pocas amigas que tengo, son las mejores.

Me gusta agradecer, sentirme agradecida. Me gusta detenerme todos los días, o casi, a reflexionar sobre esto. Me encanta sentirme, de repente, sorprendida por todo lo que tengo; me gustan esos momentos donde mi mente se distrae y vuela, y, cuando vuelve, se encuentra con un hijo divino, con un marido inmejorable, en una casa chiquita pero llena de amor. A veces no entiendo cómo todo salió tan bien, cuando hace 5 años mi vida auguraba un futuro tan gris, tan triste, con tanto sufrimiento diario, que prometía no tener fin. No sé si fue la suerte, el destino, si hice algo para que pasara, si simplemente me tocaba. O será que en realidad mi vida no es tan genial como yo creo, pero es mi punto de vista, el que la pinta así. Quizás –seguramente- ninguna de ustedes cambiaría su vida por la mía, y eso es lo que más les deseo, que estén tan enamoradas de sus vidas como yo de la mía, que no la cambien por nada, y que estén convencidas de que tienen todo lo que necesitan, y si no es así, salgan a hacer lo posible por conseguirlo.

Más que Halloween, me gustaría tener Thanksgiving acá. Le sacaría el pavo, le dejaría el sentimiento de gratitud y –lo confieso-, reforzaría el Black Friday, que es el día posterior, donde hay una locura de ofertas y descuentos por todos lados!

¿Ustedes comparten?

domingo, 20 de noviembre de 2011

Oops, I did it again

Los de Galicia me volvieron a decir "Vamos los Jueves!", y yo, que soy débil, a pesar de haber jurado y recontra jurado, fui.

Kel, yo sé que lo nuestro es imposible, pero sin embargo, soy adicta a ti... Y voy, y me dejo llevar por ese maldito 25% off, y me llevo libros que miro realmente cuando llego a casa. Es que hay tantos, y quiero todos!

Esta vez fueron 3 los que no tengo idea cómo llegaron a mi mano, de mi mano a la caja, de la caja a la bolsita, de la bolsa a mi mesa de luz.



1. Incendiary, de Chris Cleave, el mismo autor de Little Bee, que me encantó.
2. The Hours, de Michael Cunningham.
3. Atonement, de Ian McEwan.

Sé que el 2do y el 3ero tienen película hecha, pero no vi ninguna de las 2. Empecé por The Hours, pero tengo una duda que me carcome: ¿debería leer Mrs Dalloway antes que este? Avísenme ya así no avanzo!

¿Leyeron alguno/todos? ¿Qué opinión les merecen?

Ah, y como estaba tan desesperada después de terminar The Help, una compañera del colegio me prestó The Pact, y no saben cómo la puteé durante los 3 días que me llevó leerlo, porque es uno de esos libros que  hacen que sean la 1:30 am y empieces a negociar con vos misma: "Bueno, un capítulo más." "No, no puedo terminarlo acá. 3 hojas más y me duermo". "Ah, no no, no me puedo quedar así! Bueno, 15 minutos más y listo!" Y así. Esta es la tapa:


Me avisan cuando empiezo a joder con tanto libro, ¿eh?

Mañanas de domingo: 2x1 - XVI y XVII

La semana pasada me colgué, o no sé qué onda, y no dejé constancia de nuestro desayuno, así que hoy va 2x1. Tanto ese día como hoy, elegimos lugares de Pilar, uno en el pueblo y uno en un semi-shopping que se llama Torres del Sol.

Domingo pasado: J, submarino con churros. Yo, té con alfajorcitos.
Hoy: J, licuado de banana. Yo, té con una torta ma-ta-do-ra.

Pero como no vamos nosotros solos en estas expediciones domingueras, no puedo olvidarme de G:

Mamadera de Vital 3, y pose registrada de auto-erotismo acariciador de cabeza.

Hoy G se portó tan, tan, tan bien, que si sigue así por los próximos 3 años, hasta la daría un hermanito!

Buena semana para todas!

jueves, 17 de noviembre de 2011

Un año después

Hoy, 17 de noviembre, este humilde espacio cumple su primer año de vida. Gracias, gracias, pueden dejar el regalo allá, arriba de aquella mesa. Tomen un vaso, sírvanse lo que quieran, y no se olviden de probar la torta de chocolate que hizo mi suegra que está buenísima.

En fin. Esta es una ocasión absolutamente celebrable (?) ya que es la primera vez que un blog público me dura tanto. Y la verdad, me gusta ver cómo, un año después, todavía me entusiasma venir a escribir. Muchas veces, cuando me pongo tan contenta (delirantemente contenta) con una nueva seguidora en la barrita de acá la derecha, me pregunto por qué me pasa eso. Me cuestiono si lo que de verdad-verdad quiero para este blogcito es tener más y más gente que me lea. Y no sé. Porque obvio, supongo que todas las que elegimos blogger por sobre Word para descargar ideas y sentimientos buscamos en cierto nivel algo de reconocimiento, alguien que nos dé la razón o esté absolutamente en contra, alguien que nos diga qué lindos son nuestros hijos, o nuestros gatos, o las cosas que creamos. Así que en ese sentido, supongo que sí, tener más seguidores cumpliría ese objetivo del reconocimiento.

Pero este año me ha demostrado que hay mucho más que eso por acá. Muy a menudo me sorprendo pensando en cosas que leí en blogs, o siguiendo consejos que me dieron en los comments, o preguntándome cómo le estará yendo a tal o cual persona que tiene un día importante. Y ahí me doy cuenta de que, incluso si tuviera 300 seguidores, sería iluso suponer que tendría 300 amigas.

La verdad, no aspiro a que este blog crezca mucho más. Somos las que estamos, más las que se quieran ir sumando cuando les pinte, que son todas bienvenidas, por supuesto. Tengo clarísimo que nunca voy a ser una blogger superstar porque no tengo una vida que lo amerite, y ni hablar de algún talento en particular.

Ahora que los blogs yankees rebalsan de Thanksgiving, yo encontré una frase que me parece de lo más acertada:

"La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente" (Bella ayudame) 

Yo estoy muy agradecida por lo que pasa acá. Agradecida por haberme cruzado con alguien como Alicia, a quien no conozco pero admiro, porque me parece alguien que me encantaría tener dentro de mi círculo de amigos, tan lúcida e interesante y considerada para con los demás.
Por tener como comentarista a Lola, la mejor en su especie del universo blogger sin media duda. Por estar cortando clavos con ella a ver qué pasa en el serpentario.
Por haber encontrado a Mai y confirmar que el mundo es un pañuelo chiquito, chiquito, y saber que algún día volverá, al menos de visita, y, le guste o no, la voy a conocer.
Por tener como compañera de intercambio a Lila, que me parece que es medio colgada como yo, y tener la vaga idea de que lo haremos efectivo en vivo y en directo, pero sin confirmaciones aún.
Porque no puedo creer que DANILA comente en este blog, cuando para mí ella es como de otra galaxia, no sé, de un planeta con gente mucho más copada que yo. Lo mismo me pasa con eli, pero por motivos diferentes.
En realidad, estoy agradecida por cada una de ustedes, porque no puedo creer que un post sobre mis tazas solitarias merezca que 16 personas se tomen un tiempito para hacer un comentario al respecto. 

Les juro que no necesito más. A todas, mil trescientas gracias. A Mechi, a Renata, a Pepita, a Mate, a Marie, a Lu, a Clo, a Mili, a Vivi, a Nikita, a Fer, a Memé... wow, me siento en los Oscars, no me quiero olvidar de nadie! No quiero dejar de escribir blogs nunca más en mi vida, pero sobre todo, no quiero que ustedes dejen de hacerlo.

Qué contenta me voy a dormir hoy, che. Hasta me tomé un Bailey's con J, pero a él no le conté qué era lo que festejábamos; no sé, sentí que este es un club de chicas.




martes, 15 de noviembre de 2011

La solitaria

Yo soy de esas (digo de esas porque me gusta creer que no soy la única, aunque no me consta) que atravesó su adolescencia y entró a su adultez joven convencida de que el amor no era para mí, que jamás un hombre aceptable iba a fijarse en esto que yo soy, que estaba condenada a la soledad para siempre. Miraba Never Been Kissed (Jamás besada), ponele, y lloraba como loca. Leía 100 años de soledad y me identificaba con Amaranta Buendía, convencida de que, como ella, iba a morir joven.
Después me crucé con un chico que resultó ser bastanta hijo de puta y que me convenció de algo mucho peor: "no es que nadie te va a dar bola, es que yo soy el único que te puede dar bola, soy tu única y última opción, así que aceptá todas estas cosas que te hago, o morite sola". Todas las cosas que me hacía, claro, son tema de otros posts. Pero les aseguro que llegó un punto en que terminé por preferir la segura soledad que me esperaba por el resto de mis días antes que soportar un instante más de esa relación tan tóxica.

Esa liberación física y mental se dio en mayo de 2007. Cuatro meses después empecé a salir con J. Y creo que nadie necesita que le recuerde cuánto quiero yo a J, cuánto deberían odiarme todas por habérmelo cantado pri.

Cuando decidimos vivir juntos en esta casa donde previamente él había vivido con su ex mujer, fue necesario hacer algunos bastantes miles de cambios para que yo pudiera empezar a sentirme local. Por ejemplo, cambiamos el color de todas las paredes. Mi papá me hizo el mueble ideal. Trajimos de mi casa mi ropero enorme y mi escritorio. Depuramos absolutamente todas las pilas de papeles que aparecían por todos lados. Y empezamos a buscar objetos que contaran nuestra propia historia.

Uno de esos fue un juego de tazas nuevo. Cuando volvimos a casa y hubo que guardarlas, J me preguntó qué hacíamos con las que ya había. No eran muchas, serían 4 o 5, pero eran todas diferentes, estaban viejas, manchadas por dentro. Claramente, su intención era tirarlas.

Pero ahí recordé a la pobre adolescente traumada y a la universitaria sufrida, y salté a defenderlas. "Las guardamos". Le dije. "Y no solo las guardamos, vamos a fundar el Club de la Taza Solitaria. Cada vez que una taza en el mundo se quede sola, pierda a sus compañeras, y sienta que ya no tiene un lugar en este mundo, siempre será bienvenida en el Club. Acá no juzgamos, no discriminamos por color, diseño o pulcritud, ni preguntamos qué circunstancias la llevaron a convertirse en solitaria. Abrazamos a todas las tazas distintas, les damos contención y cariño, y, lo mejor de todo, las juntamos con otras solitarias, para que se sientan un poco menos solas".

Sí. Le di todo este discurso con mi cara más seria y aún así, el pibe no me mostró la salida. El Club pasó a estar arriba de un mueble, hasta que a mi amiga Memé se le ocurrió una idea. A J, por supuesto, le pareció genial, y no tuvo problemas en llevarla a cabo.

Así que hoy, queridas amigas, les presento la exposición permanente del Club de la Taza Solitaria, ubicada en una pared de mi cocina.


Y ya saben, si tienen o conocen alguna, me la mandan, que aquí sabemos darles el lugar que merecen.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Mi vara

Me considero una persona estricta. Trato de ser estricta conmigo misma, pero me sale mucho mejor y más naturalmente serlo con los demás. Tengo una vara preciosa para medir absolutamente todo: yo misma. Como soy puntual, me parece una atrocidad que alguien llegue 5 minutos tarde. Cuando estoy a dieta, no puedo creer que haya gente tan descuidada que no pueda controlarse con la comida. Cuando la largo, me indigna que haya otros tan obsesionados con el cuerpo que no pueden aflojar ni para comer un pedacito de torta en un cumpleaños. Y así.

Sin embargo, la primera regla que me enseñó la maternidad es que, precisamente, no hay reglas. Todas hacemos lo mejor que podemos con los recursos internos y externos que tenemos a mano, y tratamos de lidiar con la criaturita que nos tocó en suerte, tratando de sacar a todos los involucrados lo más airosos posibles. Lo mismo con la pareja. Para mí no es un tema, por suerte, pero sé que para mucha gente sí. ¿Y quién soy yo para decirles cuándo, cómo y por qué retomar la pasión, reavivar la llama, y todas esas cachiruleadas? Cada uno sabrá lo que hace, o no, pero hará lo que pueda.

Este nuevo rol que me adjudiqué hace un año, entonces, me sirvió para empezar a guardar mi querida vara en un cajón cada vez más olvidado... O eso me gusta creer, claro, porque cada tanto viene la realidad a avisarme que la vara, como el control remoto de Click, mágicamente volvió a aparecer en el bolsillo de atrás de mi pantalón, ansiosa por ser usada de vuelta.

La corto con la metáfora, que me estoy enredando demasiado. Resulta que mi ex amiga, que era bastante amiga pero ahora es definitivamente ex, acaba de anunciar su 2do embarazo. Su bebé hoy tiene 7 meses, lo que hace que las cuentas me indiquen que para cuando nazca el que viene, el primero tendrá 14, igual que G hoy.

Me sorprendió un poco darme cuenta de cuánto me cuesta no juzgar, no criticar. A mí me parece un poco pronto, yo nunca lo haría, me da la sensación de que es una locura tener 2 nenes tan seguidos, sobre todo cuando tenemos tantos años de edad reproductiva por delante.

Lo trato de disimular con todas esas frases que hablan de lo subjetivo de mi pensamiento, pero vamos, ¿a quién engaño? Estoy juzgando, estoy criticando. Y no quiero, les juro que no quiero. Yo no soy la que va a tener que cambiar -ni pagar!- pañales por partida doble, no soy la que va a tener una panza de 7 meses el día del 1er cumpleaños de mi hijo. A mí no me van a venir a pedir que les cuide a 2 bebitos cuando quieran tener un poco de vida de pareja, entonces ¿de qué me quejo? Realmente, ¿a mí qué me importa?

Un poco me alivia que, al haberse cortado la relación, no tengo que ir a decirle nada, ni te felicito ni te compadezco, porque todos estos sentimientos encontrados me harían sentir muy falsa.

Pero les juro, esta maldita vara ya se podría dejar de joder un poco; entender que estoy haciendo un gran esfuerzo por abrir mi mente y llevar a la práctica el laissez-faire mental que tanto pregono.

Por las dudas de que me vea enfrentada a la situación, voy practicando acá: "Ay, chicos, me enteré de la buena noticia, los re felicito! Qué amor, van a ser re unidos, mejores amigos! Me alegro mucho!".

Y listo. Después de todo, a ellos también, qué les importa mi opinión, ¿no?

jueves, 10 de noviembre de 2011

Alguien tiene que hacerlo

Acabo de decidir que he sido enviada al mundo para desarrollar el primer superhombre capaz de encontrar CUALQUIER cosa que su mujer, madre o hermana lo mande a buscar, SIN pedir ayuda ni volver convencidísimo de que eso no está donde le dijeron, solo para sonreír avergonzadamente cuando la susodicha va al mismísimo lugar y lo localiza en menos de 3 segundos.

Tamaña misión, pero alguien tiene que hacerlo...

(Todo vino a cuento de que G me acaba de llevar de la mano al lugar correcto cuando le pregunté "¿adónde dejaste tu chupete?")

Wish me luck. Empezamos bien.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Alerta, alerta! The Help me hizo llorar

Acabo de terminar de leer The Help, de Kathryn Stockett. Creo que lo empecé hace menos de 4 días, y es un libro de 520 páginas. No quiero decir con esto que soy una superveloz, pero sí que es imposible dejarlo. Lo leí  en cada milisegundo libre, mientras esperaba que hirviera el agua para la vitina de G, que cambiara el semáforo, cada vez que G desviaba la mirada.

Para las que no saben de qué va, habla de las empleadas domésticas -negras- de la década del '60 en Mississippi. Con ese dato, ya se imaginaran que no es una novelita rosa. Es muy duro, bastante crudo a veces, pero maravillosamente escrito. Y se me hizo imposible no traerlo a mi vida cotidiana.

Nunca tuve empleada con cama, como se le dice en el country. Siempre oscilé entre la envidia hacia todas mis amigas, que siempre tenían sus casas impecables porque había alguien atrás de su familia todo, todo el tiempo, y la extrañeza total, preguntándome cómo sería tener a una persona más viviendo en la misma casa, alguien que es casi parte de la familia, pero no. Definitivamente no.

Era chica, o adolescente, cuando interactuaba con estas mujeres, y la verdad, jamás se me ocurrió hacerme la pregunta que plantea el libro: ¿cómo es ser empleada doméstica? ¿Qué se siente dejar a tus hijos al cuidado de otros, para ir a criar hijos ajenos? ¿Cómo será no ver a tu familia en toda la semana, mientras te esmerás en servir el café exactamente como a tu patrón le gusta, para no hacerlo enojar ni que te trate de inútil?

Fui creciendo, dejé de ver a mis compañeras de colegio, pero pasé a trabajar con patronas. Y empecé a escuchar otra campana. "No sabés lo que es, no sabe limpiar". "Es un horror, ya le expliqué veinte veces que no me gusta que me vacíe la pava del mate; me embola tener que rellenarla cada vez que la pongo en el fuego" (sic), "Mi vida es un desastre, hace 37 horas que estoy sin mucama, la tuvieron que operar de urgencia, no sé qué hacer, tengo que buscar ya una nueva", "¿Vos viste lo difícil que es conseguir buenas empleadas hoy en día? Me tuve que conformar con una, pero no quiere con cama, le dije que se quedara hasta que encuentre alguien que se quede". Y así.

Estas mujeres viven en esas casas, crían a sus hijos muchas veces, les cocinan lo que van a comer, lavan su ropa interior, conocen todos y cada uno de sus secretos. Pero hay un pacto tácito, que hace que esta asimetría se siga sosteniendo, que nunca lleguen a ser iguales. Y esto es lógico, claro. Hay una relación empleadora-empleada que no puede ignorarse. Pero igual. A medida que pasan los años, estos comentarios me dan cada vez más escalofríos.

Hay muchas cosas importantes que mi mamá me enseñó en mi vida, pero este es un punto que tengo marcado a fuego porque se le dio una importancia central en mi familia: si hay una persona trabajando en esta casa, esa persona es una igual. Se la respeta, se le pide por favor, se agradece cada cosa que hace por vos. Ni se te ocurra siquiera permitir que se cruce por tu cabeza un pensamiento del tipo "para eso le pagan", porque vas a conocer la ira de mi madre.

Ella tiene a Josefa en su casa, todos los días, hace muchos años. Y Josefa ES parte de mi familia. Ella es a quien llevamos a conocer el mar en marzo, cuando cumplió 70 años. Por su edad, es como mi abuela, lo que la convertiría en la bisabuela de G. Y cada vez que la escucho llamarlo "mi niño", o contar orgullosa cómo él se va contento a hacer las compras con ella en su cochecito, o repetirle todos los días "te quiero mucho, G", se me alegra el corazón. Y cuando lo veo a él besándola, o haciéndole chau con la mano, o riéndose cuando juega con ella, deseo con todo mi corazón que sea siempre así, que Josefa esté con él por mucho tiempo más, que él llegue a recordarla y que ella logre que él aprenda esta lección, que se le imprima en la mente y el alma y nunca la olvide. Una persona que trabaja en tu casa, vive en tu casa, merece tu respeto, tu cariño, tu admiración. Merece que le reconozcas su trabajo bien hecho todos los días, que le agradezcas cada vez que te hace comida rica, que te detengas a observar cuánta suerte tenés por volver a tu  cama todas las noches y que esté hecha. Es simplemente eso, dar gracias por todos esos lujos diarios, reconocer que no son duendes mágicos los que llevan tu ropa sucia desde el canasto (con suerte) y la transforman nuevamente en la ropa limpia y planchada que encontrás en el cajón. No importa quién esté pagando su sueldo.


Gracias má, por enseñarme esto con tu ejemplo diario. Es algo que llevo conmigo para siempre.


domingo, 6 de noviembre de 2011

Mañanas de domingo XV - Boring!

Esta mañana, quise volver a mis orígenes: Mc Donald's! Sí, es irónico; McDonald's tiene muy poco que ver con mis orígenes. Pero mucho que ver con lo que más me gusta comer en la vida (hint: comida chatarra).

Y como siempre nos pasa a las mujeres, tuve que inventar una muy buena excusa para cumplir me deseo. En este caso, apunté al punto débil de mi señor marido: su bebé. Lo convencí de que el mejor lugar en el mundo para que un niñito juegue a sus anchas y sus padres deglutan sin cesar, era el paraíso del sueño americano. Y allá fuimos, con mi secreta esperanza de volver con cientos de adorables fotos de G interactuando pacíficamente con otros pequeños humanos, descubriendo la magia de los patios de juegos gratuitos.

Pero claro, el niño bonito se había levantado alrededor de las 7 am, y a las 10, horario de la partida, ya estaba más que listo para su siesta. Y a eso se dedicó todo el viaje de ida, toda la estadía e incluso el viaje de vuelta. No tuvo problema con el trasbordo de auto a cochecito y viceversa, ni empacho alguno en dejar a su padre y a mí pagando como los mejores.

Y encima, los desubicadísimos de Mc no tenían smoothie de banana y frutilla, y me conformé con esto! Así, no.

Aaaanyways, ya que no tengo ni una mísera foto del chiquito cumpliendo su mandato divino, les dejo una de las imágenes que más feliz me hizo en el fin de semana:

Padre e hijo compartiendo pelota y pileta, y yo amándolos intensamente y tratando de capturar el momento para siempre.

Espero que todas hayan tenido un fin de semana digno de recordar! Buena semana!

sábado, 5 de noviembre de 2011

La cosa no camina

En el post anterior, mencioné que quería leer la Guía Inútil para Madres Primerizas, y alguien, con la mejor intención, me recomendó que no leyera tanto sobre maternidad. En realidad, mientras estaba embarazada y durante los primeros meses del bebé, devoré cuanta literatura sobre el tema pude encontrar. Hice que me trajeran de USA el famosísimo "What to Expect When You Are Expecting", y recontra valió la pena. Después,  me basé mucho en esas páginas reconocidas como Baby Center, que primero te van contando el tamaño del bebé en la panza y comparándolo con frutas, y después te va marcando las pautas de cómo manejarte con tu recién nacido.

Pero todo eso se fue decantando solo; hace meses que los mails semanales son sistemáticamente borrados sin ser leídos, o a lo sumo después de una ojeada rápida. No es que me crea la súper mamá, obvio. Claramente no siento que me las sé todas y que no hay nada que un especialista me pueda enseñar. No. Pero tengo que reconocer que, con el tiempo, la desorientación total va dando paso a una etapa más calma, más relajada, más segura para la mamá en constante aprendizaje. Cuando la maniobra de cambiar pañales se vuelve un acto tan automático como manejar, cuando finalmente te vas a dormir a la noche sabiendo que "hasta mañana" significa exactamente eso, cuando el niñito ya puede hacerte entender más o menos efectivamente qué es lo que le está pasando... la canchereás un poco, sí.

Me acuerdo que estaba tan perdida que hasta busqué en YouTube un video para aprender cómo carajos se baña a un recién nacido; que aprendí a enseñarle a aprender a dormirse solo leyendo el Duérmete Niño, que leía las indicaciones del Termofren todas las veces que se lo tuve que dar. Y no me arrepiento de nada de eso, y sé que en cuanto la vuelva a necesitar, Internet y la literatura van a volver en mi auxilio.

Pero volviendo al principio, esta Guía de la que les hablaba es la anti-guía, es el libro que más me gustó porque es el que tiene el mensaje que más me marcó a fuego y el único que consejo que me animo a dar a una embarazada o una primeriza recién iniciada: hacemos lo que podemos. O lo que nuestros hijos nos dejan hacer. Trabajar adentro o afuera de casa, o no trabajar pero igual tener mucama y niñera, todo eso está bien. Que el chico duerma en moisés, en cuna, en un cajón de manzanas o en la cama con nosotros, es una decisión que se debería reservar a cada familia.

Las nuevas mamás estamos tan llenas de voces externas, que nos remite al gran pensador contemporáneo Charly García: "no puedes ser feliz con tanta gente hablando, hablando a tu alrededor". Tías, abuelas, cuñadas, amigas, suegras, opinadores en general, todos tienen algo para decir. Todos se jactan de saber mejor que vos qué es lo adecuado para el niñito, o al menos de tener la seguridad de que VOS no lo sabés del todo. Y hay que tener la mente muy fría y calculadora para no dejarse llevar por todas esas voces recontra bien intencionadas cuando sos una coctelera hormonal.

Pero todo eso ya quedó atrás, ya logré que mi pequeñito sobreviva un año entero; se lo ve sano y feliz y nuestra pareja está intacta, listo, se ve que ya me gané unos cuantos créditos en la carrera materna.

Y sin embargo, hay una materia en la que nos estamos quedando. Ya lo saben: el nene no me camina. Se agarra de todo y de todos, va de la mano, arrastra las sillas, incluso se desliza por las paredes cual Spiderman, pero en el instante que lo soltás, chau, se tira al piso y a gatear se ha dicho. Y yo, que no me tengo estudiados los percentiles pero sé perfectamente qué espero de mi propio niño, me frustro. No me enojo, no me avergüenzo, no me preocupo: me frustro conmigo misma por no saber esperar, por no poder dejarlo en paz, y, principalmente, por haber hecho de este dato que eventualmente será insignificante, la tarjeta de presentación de G.

"Qué lindo qué está!" "Sí, pero no camina".
"Qué grande!" "Sí, viste, ya podría caminar, pero no".
"Qué vivo, mirá cómo hizo tal o cual cosa" "Sí, podría usar esa viveza para empezar a caminar de una vez, ¿no?"
"Ay, qué buenito que es!" "Sí, buenito y vago, porque caminar, ni miras"

Y así. Obviamente la respuesta es siempre "bueno, ya se va a largar", "el sobrino de mi cuñado se largó a los 2 años y hoy juega en la reserva de Chacarita", y la omnipresente "¿Para qué querés que camine? Después, cuando lo tengas que correr por todos lados te vas a querer morir".

No sé por qué lo hago. Supongo que es un mecanismo de defensa: al tirarlo así de entrada, obligo a la otra parte a darme la respuesta tranquilizadora, mientras que si dejara que fueran ellos los que trajeran el tema, sería yo la encargada de dar explicaciones que no tengo.

El libro este, decía, trata el tema. Más específicamente, se ríe de los que no entendieron que los chicos empiezan a caminar MÁS O MENOS al año, y que esto puede significar que el chico tenga menos, pero también más, que 365 días. Se ríe de la gente que presiona y presiona para jactarse de haber sido quien lo alentó a dar los primeros pasos, se ríe de las madres preocupadas por el tema. Se ríe de mí. Y eso, lejos de aumentar mi neurosis y preocupación, o de revolear el librito hacia la hoguera de mi frustración, me hace reírme de mí misma. Y recordar que tengo toda la vida para disfrutar de cada etapa de mi hijo.